El salón es una parte esencial de la casa. En los salones pasamos gran parte de la vida familiar. Es el lugar donde nos relajamos y estamos a gusto viendo la tele o haciendo otras actividades. En él también recibimos visitas y celebramos reuniones con amigos y familiares.
Por eso, la decoración del salón tiene que tener ciertas características especiales que combinen la comodidad y el confort con el buen gusto. Requiere una decoración adecuada y la mejor utilización de los espacios disponibles.
Vamos a proporcionar unas cuantas ideas y recomendaciones para la decoración de este espacio, que nos permita aprovechar al máximo sus cualidades.
Pensar la distribución de los salones
En primer lugar, hay que tener en cuenta la distribución del salón. No conviene comenzar por comprar objetos o muebles sin más, sino hacerse primero una imagen de cómo lo podemos distribuir a partir del plano del mismo, de cómo son las paredes, dónde están las ventanas, las tomas de televisión y electricidad, etcétera.
Tenemos que pensar qué tipo de muebles nos gustan, sin olvidar que el salón tiene que ser especialmente acogedor, un lugar donde vivir. Los salones modernos se orientan por la funcionalidad, amplitud, luminosidad y alegría en los colores y la iluminación. No se llevan como antes, los muebles pesados de colores oscuros, que ocupaban paredes enteras. Los muebles funcionales, cómodos, de líneas sencillas y de diseño minimalista se ajustan muy bien a las tendencias modernas.
Luminosidad y colores en tu salón
En la luminosidad encontramos otra de las claves para que nuestro salón resulte acogedor y agradable. En lo posible, hay que facilitar la entrada de luz natural. Este efecto se potencia con una buena iluminación nocturna, aprovechando las posibilidades que ofrece las nuevas formas de iluminación. En todo caso, tiene que proporcionar una luz clara, para reuniones y comidas, y poder rebajar esa intensidad en momentos más tranquilos y familiares.
Los colores van a jugar un papel esencial en la visión final del salón. Las tonalidades más actuales tienden a los blancos, tonos claros y mates, aunque también se utilizan los metálicos, sobre todo en los complementos. Si se quiere arriesgar un poco más, se puede apostar por colores más vivos en la tapicería de los sillones o sofás, en los cojines y almohadones. Las paredes se lucen más en colores claros, que permitan combinaciones con elementos de adorno y con los muebles.
No conviene llenar el salón de muebles, porque proporcionan sensación de trastero. Tanto para la mesa auxiliar como para la principal, resultan mejor los modelos funcionales, que empleen metal y cristal o elementos ligeros en tonos suaves.
En los salones transcurre gran parte de nuestra vida en el hogar. Por eso, los tenemos que transformar en espacios personales, acogedores y familiares, lugares donde poder estar realmente a nuestro gusto.